• 18 de noviembre de 2024 2:39 PM

Ilusiones mortales: el delgado límite entre realidad y ficción

El thriller erótico original de Netflix fue estrenado en marzo de este año.

Es protagonizado por Kristin Davis (Mary Morrison) y sumerge al espectador en una serie de vicisitudes que lo ponen en duda sobre cuál será su desenlace.

La trama gira sobre una escritora con un hogar ya conformado junto a su esposo, quien se embarca a escribir su última novela. Se encuentra en un momento de bloqueo creativo y de inspiración y considera que necesita tener más tiempo para abstraerse y así reencontrar la veta creativa.

Decide entonces contratar una niñera para el cuidado de sus hijos, y tras varias entrevistas fallidas, finalmente encuentra a la candidata ideal, o al menos eso parece al principio.

Caracterizada por Greer Grammer, la joven Grace cumple el perfil ideal. La chica muestra una apariencia angelical, gentil, educada y con mucha afinidad por los hijos de la protagonista, así como cierto interés por la religión y las buenas costumbres.

Luego de contratarla, Mary se dispone a conectar con su creatividad. Grace comienza a estar presente en algunos momentos de la cotidianeidad de la escritora mostrándose atenta y servicial, lo que comienza a generar un interés sobre la joven niñera, aunque aún no identifica el motivo ni la razón.

En el transcurso de las semanas, el interés por Grace crece aún más y el vínculo comienza a hacerse más cercano, y ambas comienzan a compartir actividades como ir de compras o pasar tiempo juntas.  Los límites en la aparente amistad no son del todo claros ya que en algunos momentos las escenas están cargadas de un componente erótico y sugestivo entre las protagonistas, pero sin consumar ningún acto.

Esta situación podría llevar al espectador a preguntarse ¿Mary está proyectando sus deseos de su juventud perdida? ¿Podría ser que Grace le despierte un instinto maternal y de protección para con ella? ¿O Mary está encontrando quizás un nuevo despertar en su sexualidad? Cualquiera de estas interrogantes podría ser afirmativas, o quizás no, según se va desarrollando la trama.

Grace pasa a ser un miembro más de la familia. Se muestra encantadora, aunque esto no es del todo real ya que comienza un juego de seducción y manipulación tanto con Mary como con su esposo, Tom Morrison (Dermot Mulroney), envolviéndolos en una especie de triángulo amoroso.

Grace continúa su táctica de acercamiento y seducción con Mary, quien duda si lo que ocurre es real o es parte de su imaginación, ya que en cada uno de sus acercamientos queda sumida en el sueño y al despertar no sabe si ocurrió o no. Estos hechos por momentos la atormentan, pero también la sorprenden gratamente ya que encontró finalmente la fuente de inspiración para escribir que tanto le hacía falta.

Entre tanto, la niñera busca seducir a Tom en los tiempos en que Mary está abocada a su trabajo. Y lo logra rápidamente.

Pero Mary empieza a sospechar que algo extraño ocurre entre Tom y Grace, aunque no logra deducir si es parte de una paranoia o si está ocurriendo en realidad ya que Grace utiliza una sustancia la cual le pone en las bebidas para confundirla. De todas formas, se siente tan fascinada y atrapada por ella, que continúa en su juego.

Seguirán dándose una sucesión de hechos. Entre otros, que Grace padece una patología psiquiátrica a raíz de un trauma muy fuerte de su infancia que la llevó a quedarse atascada en ese momento aún siendo ya una joven adulta. Esto la lleva a una lucha interna entre buscar un entorno que la amara, pero con impulsos de violencia y manipulación por haber perdido a sus padres. Este hecho también la llevó a desarrollar un fuerte resentimiento social.

El film logra confundir hasta el mismo espectador. Y muestra en la sucesión de hechos cómo la vida de los seres humanos, aparentemente estabilizadas, pueden irse barranca abajo cuando se ponen en duda muchos aspectos que ya se creían resueltos o ni siquiera cuestionados. En este caso un claro ejemplo es la sexualidad.

Si bien estamos hablando particularmente de una ficción, es interesante destacar que nunca debemos dar nada por sentado, que ninguna interacción humana o vínculo es casual cuando aquellos que se cruzan en nuestro camino vienen a darnos una enseñanza de vida, aunque pueda ser dolorosa muchas veces.