• 4 de abril de 2024 9:26 AM

Entrevista a Diego «Parker» Fernández

Por Martín Imer

“Lo primero que quiero es que la gente se divierta”

Este jueves 26 de agosto llegó a las salas de Uruguay La teoría de los vidrios rotos, segundo film del director Diego “Parker” Fernández luego de Rincón de Darwin, estrenada en 2013. La cinta, una co-producción entre Uruguay, Argentina y Brasil cuenta la historia de un perito de una empresa de seguros que llega a un pueblo en donde está ocurriendo algo insólito: un grupo de vándalos va por las calles quemando autos de los vecinos. Estando allí, el protagonista va conociendo a los curiosos habitantes del pueblo, quienes lo rechazan de entrada, y descubriendo que las cosas no son tan fáciles como parecen en el caso. Como la trama, la cinta es bastante insólita, ya que estamos ante una comedia total en donde la caricatura es moneda corriente, sin descuidar cierta mirada crítica al funcionamiento social de los pueblos chicos y las formas de ser de los uruguayos. Con motivo del estreno, pudimos conversar con Fernández, quien nos habló sobre el caso real y sus intenciones a la hora de filmar.

Al principio se nos dice que estamos ante una historia basada en hechos reales, sin embargo es también una historia mínima. ¿Cómo llegaste a conocer este cuento y qué te hizo pensar que podía funcionar en cine?
Como no fue algo que fue sólo una noticia sino que se fue desarrollando durante un tiempo me fue cautivando el ver que iban subiendo las cifras de autos prendidos fuego en Melo y que eso no paraba, entonces dije “Bueno, acá está pasando algo y no es un hecho puntual” y creo que eso también me inspiró a pensar “Bueno, acá puede haber un desarrollo y eso ser una película” que luego pensamos en llevarla más hacia el género — por eso es que también convoqué a Rodolfo Santullo para escribir juntos el guion ya que quería que fuera de género.

Se suele hablar de que en el cine uruguayo hay una cierta “maldición de la segunda película”. ¿Crees en eso? ¿Fue muy difícil hacer esta segunda película para vos?
No sé si una maldición, pero sí es cierto que uno tiene ciertas ventajas (o mismo uno por cómo está en su vida) para hacer una primer película porque puede poner muchas cosas que de repente después ya no podes, así como ya no podes (o no debería) que uno pida favores también porque a veces es normal que uno quiera hacer algo más ambicioso en su segunda película entonces también es más difícil lograrlo; en mi caso si bien es como que la segunda película arrancó muy fuerte en cuanto a temas de fondos, interés y eso se estancó en un momento precisamente por eso, es una película que costó el doble o más del doble que la primera, y también requería la historia otro volumen de producción, entonces fue difícil y sobre todo cuando uno aspira a hacer algo que tenga mayor presupuesto y no mantenerse en lo más low budget y ajustar — por ejemplo, una película de estas no podía hacerse con un presupuesto más acotado: había que quemar autos, había que tener mucha gente, había que poder filmar afuera, entonces esa fue la mayor dificultad cuando en realidad los fondos a los que accedes son los mismos, las posibilidades son las mismas que con una primer película.

¿Fue muy diferente esta producción a la de tu anterior film, “Rincón de Darwin”?
Sí, en dos aspectos. Uno, que la otra era la primera, y evidentemente ya hay como una cuestión de oficio y de tranquilidad y de cosas superadas que en esta segunda ya me sentí mucho más confiado, mucho más seguro; evidentemente ya tenía experiencia de cortos y todo pero es como que la segunda película uno la puede hacer de otra manera, hay muchas cosas que uno ya las vivió, ya las pasó y ya sabe cómo manejarlas. En ese sentido igual Rincón de Darwin fue un proyecto muy lindo de poder hacer, fue un lindo rodaje. una linda película, era la película que yo quería hacer como primer película. Segundo que si bien también era como una comedia, la otra era una comedia dramática, osea, género más fácilmente amable para manejar, y esta requería ese desafío de “Vamos además a hacer una comedia” entonces en ese sentido era muy diferente y creo que también por suerte hubo una alineación de toda la gente que laburó — osea no solo es mía la película, sino que toda la gente que laburó tuvo que alinearse a que esto tenía que ser una comedia y eso hizo que fuera también diferente esta producción.

¿Es difícil hacer una comedia en nuestra filmografía, tan acostumbrada a cintas de corte más dramático?
Debo decir que si, que es la tendencia y eso yo lo tenía claro porque me pasó estando como jurado, que muchas veces leí guiones que eran más comedia de lo que terminaba siendo la película, entonces el desafío (y también por la idiosincrasia de los uruguayos) era decir “Bo, esto tiene que ser una comedia, no comedia dramática sino comedia y punto”. Era una apuesta jugada y eso me obligaba a mí y al equipo a empujar el límite siempre; no pasarnos, pero no quedarnos a medio camino. Creo que también la gente que laburó estaba muy enganchada (lo dije en la pregunta anterior, pero es cierto), mismo no sé, Troncoso estaba feliz de hacer una comedia, y en ese sentido me parece que eso y el entorno, cómo se dio de filmar y todo, permitieron que realmente no se quedara en el camino la intención de que fuera una comedia, porque es cierto, en el estante de comedias son pocas las películas uruguayas que están ahí, sí mucha comedia dramática pero pocas que dicen “Bueno, esto es una comedia” y apuesta a eso, a llegar al público, que no quiere decir que tenga que ser una película boluda, el espectador no es ningún boludo y por eso mismo hacer una comedia que divierta o que pueda hacer sin ser boluda me parece que es un lindo desafío.

¿Cómo afectó a la producción la pandemia, y cómo ves este estreno con estas condiciones?
En nuestro caso por suerte filmamos en noviembre-diciembre del 2019, cuando el mundo aún era sano y feliz, entonces la verdad que al rodaje y todo eso — ninguno nos esperábamos que pasara lo que pasó— entonces hasta ahí fue bárbaro, y luego por suerte gracias a la tecnología se pudo seguir toda la post-producción a distancia, por ejemplo quien hacía el color de la imagen era el mismo fotógrafo de la película, entonces en ese sentido yo estaba muy tranquilo de lo que iba suceder, el sonido era un poco más complicado porque era en Brasil pero la verdad que ta. le pusieron mucho cariño, yo le puse también mucho trabajo, de detalle. de ver y de hablar y de corregir y de enviar las anotaciones, lo mismo con los efectos especiales que hay muchos en la película, en ese sentido igual se pudo hacer, aunque fue una pena por ejemplo no haber podido ir a la mezcla de sonido que eso me hizo sufrir un poco… De todas formas ahora el estreno lo tuvimos que ir aplazando un poco y lo cierto es que no son las condiciones ideales por lo del aforo pero sí me parece que está bueno que sea esta película, una comedia, la que esté siendo el estreno uruguayo de los cines comerciales porque es también como el género que me parece que está bueno que los espectadores hoy en día puedan disfrutar, de ir al cine a reírse un rato, entonces en ese sentido me parece que está bueno salir a dar la batalla de recuperar el público, el hábito por el cine y en especial por el cine uruguayo y con una comedia, eso me entusiasma, poder estar dando esa pelea que de última no es sólo para mí sino para todos los que vienen luego con películas uruguayas.

La película recientemente ganó algunos importantes premios en el Festival de Gramado. ¿Cómo fue el presentarla bajo estas circunstancias? ¿Ves que el panorama de cine latino ha sido muy afectado por el coronavirus?
La verdad que fue un poco una pena porque Gramado es un festival muy cercano, muy amable, nosotros tenemos co-producción con Brasil y en especial con una empresa de Rio Grande do Sul, de hecho entre nosotros y otra película que ellos tenían se llevaron 5 kikitos, premios del Festival de Gramado, y además son los mismos con los que habíamos tenído una película anterior, La mujer del padre, que fuimos a Berlín juntos y era como la oportunidad perfecta para reencontrarnos y disfrutar pero bueno, no pudo ser así que no tiene sentido extrañar algo que no pasó pero igual estuvo buenísimo y festejamos después por zoom. Y sobre el panorama del cine latino, si ha sido muy afectado por el coronavirus, en cierto sentido creo que sí porque los grandes se reponen más rápido y a nosotros, que ya siempre nos cuesta tener pantallas, ponernos a recuperar y ahora a pelear con todas las acumuladas de las majors, que aunque no se diga en general tienen preferencia, bueno la tarea es más difícil todavía para nosotros, aunque por otro lado se han desarrollado otras cosas que son más destinadas a las plataformas de streaming que eso está buenísimo y eso es un cambio que también en cierto punto llegó para quedarse.

¿Tuviste alguna influencia de otros directores a la hora de pensar y filmar la cinta? ¿Le das importancia a las inspiraciones a la hora de crear?
Sí, hay inspiración de otros directores, entre mis favoritos están los hermanos Coen, sin dudas, por la forma como plantean esa cosa un poco existencialista que en mi caso es más hacia el análisis de la conducta humana, esos personajes y ser como bastante jugados y en ciertos planteos de cámaras del director de fotografía con el que ellos han trabajado, Roger Deakins que es un crá. Hay de otros directores y otras películas también. ¿Le doy importancia a esas inspiraciones? Le doy importancia a las inspiraciones y para mí es un trabajo en el sentido de que si voy a hacer una película de género me voy a ver la mayor cantidad posible de películas de esas para ver como otros trataron los temas, cómo resolvieron, de qué manera lo filmaban, osea me parece que es parte del proceso. Me parece que es como escribir una novela, tenes que haber leído a muchos otros escritores para vos también saber cómo escribir la novela a tu manera, pero es bueno nutrirse. Por ejemplo, no sé, hay una parte como de juicio y ahí me vi unas cuantas películas que tenían como específicamente cosas de juicio, entonces eso me parece que es parte del oficio de trabajar y de dirigir una película; por lo menos sobre todo si queres hacer género de una manera interesante, porque no es lo mismo que hacer una película de autor que es más una inspiración artística y pones la cámara donde pintó ese día… Eso es otra cosa que también es válida y me gusta pero en mi caso es más como un trabajo y no de homenajear, hay cosas que de repente yo puedo saber que son un homenaje pero son usadas de forma funcional para la historia que yo quiero contar.

«Rincón…» era una road movie a la uruguaya, y “La teoría de los vidrios rotos” se desarrolla casi en su totalidad en un pueblito. ¿Hay algún motivo particular por el que tus películas no transcurran íntegramente en Montevideo?
Es una muy buena pregunta, no lo había reflexionado demasiado. Quizás tiene que ver con que yo me he sentido un forastero en varias ocasiones por el hecho de haber vivido tres veces en otros países, solo esas tres veces, y también que tengo tres hermanos que viven en otros países entonces quizás eso de ser un forastero es parte que me gusta, me gusta sacar al personaje de su zona de confort; quizás la próxima no sea así pero estas dos salieron así y de hecho en esta es que el forastero que va tiene que interactuar con el pueblo y en la otra eran tres personajes montevideanos que entre ellos tienen que convivir en otro entorno, por lo que ahí me doy cuenta que hay una cierta diferencia pero sí es el salir de viaje o movernos, desplazarnos, lo que generalmente hace que vivamos cosas diferentes y tengamos otros desafíos que son los que a mí me interesa contar.

¿Qué te gustaría que se llevara el espectador luego de ver esta película?
La verdad es que al ser una comedia yo lo primero que quiero es que la gente se divierta, que pase un buen rato, que le queden cosas en la cabeza y de repente se acuerden de algún chiste después, que en lo posible que se ría pero tampoco es una película que esté buscando que estés todo el rato riéndote a las carcajadas, aunque se le pasa volando, y la verdad es que lo que más me gustaría que se llevara la gente es que diga que la pasó re bien y que la recomiende a otros porque ahí es en donde está la verdad, si recomendas una película a otra persona y decís “Bo, anda al cine, usa ese sábado de noche o viernes de noche, gasta la plata, cena”, ver eso para mí realmente es más que suficiente y eso es lo que espero del espectador, que la disfrute y que también reflexione algunas cositas que por ahí se asoman pero sobre todo que se divierta y que pase un buen rato.