• 4 de abril de 2024 9:29 AM

Entrevista: Prof. Miguel Lagrotta

Con el arma del pensamiento y la palabra

En estos días se cumplieron 40 años del recordado plebiscito de 1980. En la previa, y en los tiempos que le siguieron, fue figura fundamental el dirigente colorado Enrique Tarigo. Esteban Leonís y Miguel Lagrotta publicaron el libro “Mis muchas razones”, que es una biografía política, y que traza una completa semblanza del dirigente colorado.

¿Cómo fue el proceso de trabajo de este libro?

Fue un trabajo de equipo con Leonís, un tanto desparejo por momentos, debido a mis innumerables horas de clase. En resumen, yo hacía el entorno histórico de los diferentes capítulos. Discutíamos entrevistas o trabajo de campo y fuimos elaborando la idea del libro. Esteban tuvo la responsabilidad de manejar una forma de escritura adecuada a un público amplio, y lo hizo muy bien. Las entrevistas planificadas pasaron por todas las figuras disponibles y vinculadas con la figura del Dr. Tarigo, desde su secretaria hasta el Dr. Gonzalo Aguirre Ramírez y por supuesto gente integrante de su sector político como el Dr. Ope Pasquet, y Luis Hierro. Acá resultó fundamental la figura del Dr. Julio María Sanguinetti, el que responde ante el planteo realizado telefónicamente de su opinión sobre lo que pensamos desarrollar: “es de estricta justicia”, nos recibió varias veces, nos abrió archivos fotográficos y documentos personales y se comprometió aun más haciendo el prologo del libro y la presentación en la Feria del Libro un viernes a las 21 horas con un fuerte temporal. Estábamos muy preocupados por la asistencia del público ese día tan complejo y Julio nos dijo “tranquilos la figura de Tarigo es muy importante y será un éxito”, y lo fue.

¿Hubo algún aspecto de su vida que le interesaba destacar especialmente?

Su vida era desconocida para nosotros. Empezamos a conocerlo buceando en aspectos fermentales de su accionar en el marco de su tozuda lucha contra la dictadura. Poniendo siempre la libertad, la justicia, el derecho y la responsabilidad como pequeños faros que iluminaban una oscuridad muy profunda. Desde su sentimiento ante la destitución de colegas, que no eran de su misma postura política en la Facultad de Derecho, que lo obligaron a renunciar él mismo en forma solidaria. Y naturalmente la serie de debates televisados entre partidarios del SI y del NO. El primero de estos debates se realizó por Canal 12 el 13 de noviembre de 1980 y confrontaron tres posturas , por el SI  el Coronel Dr. Néstor Bolentini y el Dr. Enrique Viana Reyes.  Por el voto el blanco Alvaro Pacheco Seré y por el NO , Máximo Gúrmendez. Sin embargo, el más recordado por el peso que tuvo en la opinión pública fue el realizado el 14 de noviembre de 1980, no fue en directo, fue grabado por Canal 4 en el marco de un programa periodístico de renombre “En Profundidad”, que era dirigido por Carlos Giacosa , que era a su vez el director periodístico del informativo de mayor audiencia en esos días: Telenoche 4. La conducción del debate fue realizada por el propio Giacosa acompañado por el periodista político Asadur Vaneskaian. Por el NO confrontaron Enrique Tarigo y Eduardo Pons Etcheverry, en tanto que `por el SI lo hicieron Nestor Bolentini y Viana Reyes. Se trasmitió el 14 de noviembre, el mismo día que el Dr. Sanguinetti publicaba un artículo titulado “Hasta el 30, un NO”. Luego de siete años de silencio y con distintos niveles de censura, sumado las proscripciones políticas estos debates fueron música celestial en los oídos de la sociedad uruguaya acostumbrada a discutir incluso el pronóstico del tiempo. Los debates marcan un antes y un después en el imaginario social reavivando la gravitación y las ansias de libertad en el proceso político del país. El problema más serio en estos debates era a quién designar, los políticos conocidos estaban proscriptos y de lso más jóvenes no se sabía con claridad la capacidad y el conocimiento para desarrollar tan importante episodio. La condición puesta por los militares era que este debate fuese grabado y luego de observarlo se decidiría si emitirlo o no. Luego de realizado el programa fue analizado y visto varias veces por los delegados del gobierno. La producción del programa y en especial sus conductores dijeron que aceptaban esta postura pero que no aceptaban recortes parciales, o sale o no sale. El 12 de noviembre, como dijimos, se grabó el programa en horas de la mañana y se emitió el viernes 14 en horario central nocturno. La duración fue de 1 hora y 54 minutos. La DINARP aceptó el programa, pero se adosó una pauta publicitaria de unos 20 minutos antes del programa donde resaltaban los logros del gobierno en los últimos años. El debate fue realizado con la tecnología de la época, o sea en blanco y negro, se permitía fumar y la imagen era muy particular rodeados los panelistas de un humo espeso. Los fumadores eran Tarigo, Giacosa y Pons Etcheverry.

¿En el imaginario colectivo Tarigo ocupa el lugar adecuado?

No. Pienso que después de la publicación del libro y algunos actos y escritos su figura empieza a tener un reconocimiento pero casi exclusivamente en círculos académicos o políticos. Todo el tema de la historia reciente, y las implicaciones y complicaciones políticas del mismo lo han dejado un poco al margen de su rol clave que fue enfrentar la dictadura con “el arma del pensamiento y la palabra” como sostienen en el prólogo del libro el Dr. Sanguinetti.

¿Cómo lo ubicarías en la historia política nacional?

En su discurso al asumir la vicepresidencia sostuvo: “(…)En el día de hoy he guardado, en un cajón del escritorio de la Presidencia del Senado, un revólver y una pequeña caja de balas; un revólver que debí adquirir hace ya muchos años, cuando las autoridades policiales de la época –antes del golpe de estado– me informaron del hallazgo, en uno de aquellos escondites, que en su época se denominaban ‘berretines’, de una serie de datos sobre mi persona, mi domicilio mi cargo de abogado de una institución a la que he tenido el honor de prestar mi asesoramiento durante muchos años, antes y después de aquel episodio, y que hacían temer la posibilidad de la preparación de un atentado contra mi persona. Un revólver y una pequeña caja de balas que, felizmente, jamás tuve necesidad de utilizar. Naturalmente, no se me escapa que esos instrumentos habrán de ser absolutamente ineficaces contra el malón, si éste se desatara, alguna vez en este quinquenio …contra las instituciones. Pero quiero afirmar, sí, que ese revólver y esas pocas balas, la última de las cuales dispararé contra mí mismo, estarán destinadas a ser la última defensa, si no de la integridad, sí de la dignidad republicana, democrática y representativa del Parlamento Nacional. Comprendo perfectamente que estas son cosas no para decirse, sino para hacerse. Pero creo que en la especial coyuntura que vive el país no está mal que se digan también .Y tengan ustedes la certidumbre absoluta de que, si el caso se diera, habré de ajustar mis actos a mis dichos”. Creo que esto lo ubica en el lugar más destacado de la defensa de los valores republicanos y democráticos.